Entrevista: Izquierda Unida

¿Podrías presentarte brevemente?

Soy Julián Sánchez, voy en el número dos de la candidatura de Izquierda Unida al Ayuntamiento de Madrid. Soy licenciado en Ciencias Ambientales y estuve y estuve siguiendo un programa de doctorado en el departamento de Geografía de la Universidad Autónoma, centrado en cuestiones de ordenación del territorio, paisaje y medio ambiente.

Ahora estoy en proceso de aprendizaje en los temas culturales, me interesa mucho, y fundamentalmente en lo que se refiere a la política cultural municipal.

Para empezar: ¿Qué haríais con Madrid Destino? ¿Se deben desmontar estas empresas públicas? ¿Se debe devolver la gestión a la concejalía de cultura?

Nosotros planteamos en primer lugar que haya un área municipal de cultura y crear un Instituto Municipal de Cultura, y desde luego darle una vuelta de 180º a la política cultural que ha hecho el Partido Popular. Este tipo de empresas públicas deberían estar bajo control municipal, pero también participativo, con órganos consultivos, observatorios culturales y una gestión participada con la gente, con los sectores profesionales del sector.

¿La cultura: recurso o derecho? Es decir, ¿industrias culturales o políticas públicas?

La cultura ha sido privatizada por el Partido Popular. En Izquierda Unida comprendemos la cultura como un derecho individual, un derecho social; como una expresión creativa y un instrumento de desarrollo para los individuos y la sociedad. La cultura debe ser fundamentalmente un derecho. Entonces debe ser considerada un recurso público y un elemento de formación y desarrollo de las personas. En este planteamiento la industria, la generación de beneficios económicos, debe estar al margen de una política cultural que nosotros entendemos que debe ser planificada, no controlada, pero sí planificada para que cumpla su objetivo y sea una cultura para todos. En Madrid ha sido una cultura de grandes eventos, y no una cultura para los barrios y para la mayoría social de Madrid, que no ha tenido acceso a ella. Que no ha podido disfrutar de esa cultura.

En el caso del arte contemporáneo, yo lo sé por experiencia propia. A mí no se me ha ofrecido una educación en nada de eso. La sociedad no ha tenido acceso porque se ha generado un modelo cultural de grandes eventos, exclusivos y elitistas. Eso es lo que yo creo que hay que modificar.

En Madrid se ha dado un fenómeno muy particular, mientras Gallardón no paraba de crear infraestructuras culturales, 150.000 m2 en 10 años, la Comunidad no ha hecho nada, o muy poco y muy malo. Uno de los efectos de esta confusión institucional es que los madrileños creen que el responsable o el interlocutor en temas culturales es el Ayuntamiento, cuando en realidad la cultura es una competencia autonómica. ¿Cómo pensáis manejar esta situación o reconducirla a un orden más ajustado a nuestra legalidad?

Efectivamente, Gallardón utilizó este tipo de políticas de grandes infraestructuras con fines electoralistas, y también es verdad que la Comunidad no ha prestado atención a la cultura. En nuestra opinión la descentralización está bien, pero las competencias en cultura son autonómicas y por tanto lo más razonable sería algún tipo de órgano interadministrativo de coordinación y tener un mismo plan estratégico para la cultura en toda la Comunidad de Madrid.

Esa es otra pregunta que te iba a hacer, que le he hecho a todo el mundo: ¿Sería posible, y deseable, algún tipo de organismo común, como un consorcio, una fundación para la promoción de las artes, entre la Comunidad y el Ayuntamiento?

Sí. No puedo concretar cuál sería la figura, pero nosotros contemplamos un órgano de coordinación interadministrativa, ya sea fundación, ya sea cualquier otra figura que efectivamente coordine y evite duplicidades. Y sobre todo que hay competencias impropias del Ayuntamiento de Madrid que en realidad no deberíamos asumir, o si las asumimos como ayuntamiento nos tienen que delegar recursos.

Desde luego tiene que haber un órgano interadministrativo para la coordinación de la política cultural, porque hay cosas que no tienen sentido, como has señalado en alguno de tus artículos. No es normal que en Móstoles se ponga un centro de arte, y en Madrid ciudad que tenemos una capacidad mucho mayor, no se haga. Entonces yo creo que hay que dotar de coherencia a toda la política que se está haciendo en este ámbito.

Volviendo a las dotaciones que creó Gallardón: Matadero, CentroCentro, la renovación completa del Conde Duque, más las que no son estrictamente culturales, como el Circo Price, Madrid Arena, u otras anteriores, como el recinto ferial de la Casa de Campo… ¿Son sostenibles todas estas dotaciones culturales?

Lo que ha ocurrido aquí es lo que señalábamos antes: se crean infraestructuras enormes que no generan ese acervo cultural para la mayoría. Sólo es para unos pocos, encima son muy caras y tampoco responden a esa promoción de la cultura. Pero una vez están hechos, hay que buscarles un uso. Un uso público, yo creo que el tejido social tiene capacidad suficiente para dotarlas de contenido y hacer un uso racional, que no es el que se está haciendo.

Nuestra apuesta es una política cultural descentralizada a los barrios. Por ejemplo nosotros proponemos consejos culturales en cada distrito, en los que vecinos y profesionales del sector sean los que definan la programación cultural. Y eso, con los espacios y equipamientos que hay, muchos infrautilizados, se podría abrir a toda la sociedad.

El Ayuntamiento de Madrid tiene en total 104 centros culturales de distrito, que yo creo que constituyen un activo mucho más importante que Matadero o CentroCentro. Pero tengo la percepción de que están operando como centros sociales, en el sentido de que dan clases de yoga, de diferentes artesanías… Quizás eso esté bien, si las clases se llenan ¿pero no haría falta un programa más enfocado a culturas contemporáneas? ¿No haría falta una actualización de estos centros, o completarlos con otro tipo de programas?

Sí, completamente. Yo llevo ocho años en la Junta de Distrito de Chamartín, y la programación cultural la realiza una empresa con el dirigente político responsable del tema en la Junta. No hay ningún tipo de participación ni de los profesionales del sector, ni de los vecinos, ni del movimiento vecinal, ni de las asociaciones culturales. Y por eso se hace ese tipo de programación, con todos los respetos, talleres de tai chi, de yoga… que no son la función de un centro cultural. Deben tener unos ejes estratégicos, pero luego que sean la propia gente y los profesionales, los que generen esos programas.

Precisamente toda esa riqueza y variedad que hay de centros culturales, de equipamientos, de espacios, tienen una potencialidad tremenda si se utilizasen. ¿Por qué se cierran los centros culturales los fines de semana? Hay auditorios al aire libre que no se usan, cuando hay un montón de colectivos y de grupos que podrían, y quieren, utilizarlos.

Entonces vamos a volver a la pregunta anterior. Yo pienso que las megainfraestructuras como Matadero y CentroCentro son un pozo sin fondo. Son agujeros negros que succionan presupuesto, energía social,  capacidad política… Succionan todo. Ya en los primeros debates, antes de empezar la campaña, hasta la candidata del PP decía que no quiere estar en CentroCentro porque los gastos más básicos suman tres millones y medio al año. Entonces estamos hablando de que Matadero y CentroCentro consumen seis, ocho, hasta diez millones al año, sin contar los créditos, y ese es un dinero que va a empresas grandes: a eléctricas, a la calefacción, que será Gas Natural o Repsol, va a seguridad, a mantenimiento, que suelen ser las empresas de construcción que tienen los servicios de limpieza y mantenimiento del Ayuntamiento, y lo que queda para la programación artística, para contenidos, es nada, son las migas. Por eso pienso que habría que pensar en cerrar estos centros.

Todavía no tenemos una posición definida sobre esto. Habría que estudiar los gastos que suponen. Para nosotros si es un servicio público útil, que tiene una rentabilidad social, no nos importa que tenga un déficit. Pero esa rentabilidad social debe repercutir en el ámbito que sea. Tanto si es en el ámbito cultural, de la creación, como si es en el deportivo. Pero si no, nosotros priorizamos la micropolítica de barrio, porque la mayoría de la gente no vive en el centro y no tiene acceso a estas grandes infraestructuras. Entonces, el cierre es una opción, pero ahora mismo no puedo comprometerme porque no lo sé, pero desde luego es una reflexión que habría que hacer.

El Ayuntamiento enfrenta tiempos difíciles, por su deuda tan salvaje que arrastra, sobre la que va a caer la del Estado Español el año que viene, y ya se ha retirado de muchas instituciones históricas (Círculo de BBAA, Residencia de Estudiantes, Ateneo). ¿Volveríais a dar apoyo a estas entidades?
 

El Ayuntamiento debe fomentar este tipo de entidades, lo que pasa es que hay que darle una vuelta a como se está gestionando todo. La política ha cambiado muchísimo en estos últimos tiempos, la ciudadanía pide participar, y creo que hay que empezar a gobernar con mecanismos mucho más participativos. Hay que estar en los espacios públicos y en la política con esa participación de cada sector y de la sociedad civil en general. El Ayuntamiento debe estar, pero de otra manera.
 

En la sociedad española hay una compulsión de que la cultura no se puede mantener con subvenciones. La agricultura, la banca, la industria del automóvil, las eléctricas sí pueden recibir subvenciones, pero la cultura no. Aparte de que un sistema de apoyo a la creación en estos números es el chocolate del loro, lo más curioso es que en realidad apenas ha habido nunca ayudas para la creación. Las ayudas en España son para las galerías, los editores, discográficas, ferias… Es decir, las subvenciones son para los empresarios, no para los creadores. Las administraciones públicas nunca han apoyado la creación directamente, sino a los empresarios que la explotan, en el buen y en el mal sentido de la palabra. ¿No debería cambiar esto? ¿Tenéis previsto en vuestro programa un sistema de apoyo o estímulo a la creación?

Creo que esto se relaciona con la primera pregunta, si la cultura se concibe como derecho o como una industria. Si la consideras un derecho debes impulsarla, no para que se haga negocio, sino como un bien social. En ese sentido nosotros planteamos un plan estratégico de cultura y un pacto por la cultura, que incluya el fomento de la cultura, pero desde la base, como tu has dicho, a los creadores, y no sólo a los que hacen negocio con la cultura.

También proponemos un observatorio de políticas culturales, en el que se estudien las nuevas realidades artísticas y se fomenten desde abajo. Ese estímulo, con el plan de recuperación de espacios culturales, planteados desde otro paradigma, yo creo que pueden ser suficientes para estimular desde abajo a esos creadores que son los que tienen que tirar de esta materia.

Una de las quejas que yo he escuchado siempre, desde los años 70, casi desde que tengo memoria, es acerca del intervencionismo político. Aparte de los alcaldes que quitan y ponen directores de museos, hay una forma de intervencionismo que es crónica, que los altos cargos “inventan” la cultura. El director general tiene una idea, él se aprueba el presupuesto, él lo aplica, él lo desarrolla, y él se evalúa a sí mismo al final. Esta es una ciudad además en la que por un lado ha habido una cultura institucional, entre los museos y las galerías, y por otro una cultura que se ha desarrollado al margen, en espacios alternativos. El ejemplo de Prosperidad es muy bueno, porque allí estuvo, ya desde los años 70, el Ateneo, cuando ocupar se escribía con “C”; su sucesora, la Escuela Popular de la Prospe, que aún sigue; hay una asociación de vecinos particularmente dinámica; el Teatro Pradillo, que fue independiente en sus tiempos, y allí estuvieron también los dos espacios del Ojo Atómico. Para ser un barrio tan chiquito, siempre ha generado un tejido cultural muy peculiar. La cuestión es si el Ayuntamiento no debería dejar de tomar la iniciativa en cultura escuchar más lo que se hace en la calle.

Sí, la planificación cultural se debe hacer de otra manera. Nosotros planteamos consejos culturales por distritos e incluso por barrios. Que todos esos sectores profesionales y todos esos sectores ciudadanos que están interesados sean los que generen la programación. Todo lo que sea escapar por las grietas del sistema que nos imponen el mercado y la economía, creo que lo debemos fomentar. Para Izquierda Unida es precisamente esa rebeldía, en los espacios, en lo social y en lo cultural, lo que va a hacer que cambiemos a mejor nuestra sociedad.

Incluso muchos espacios se pueden autogestionar o cogestionar de otra manera, y creo que va a tener mucha más potencialidad y mucha más riqueza que si el director de cultura de la Junta de Distrito o del Área de las Artes decide lo que hay que hacer. Y bueno, es que ahora lo hacen empresas. Está completamente privatizado.

Esto me plantea una duda, partiendo de que sí me parece buena idea que haya consejos por distritos o por barrios, y es que en la cultura existen dos vectores que no siempre son compatibles: uno es lo que puede promover el común de la ciudadanía, me imagino en el caso de Prosperidad la Asociación Valle Inclán y la Prospe, que son las asociaciones más arraigadas, y cuando llega un cuerpo extraño como es el Ojo Atómico que tiene unos contenidos que no siempre son fáciles. Nosotros por ejemplo tuvimos una buena relación con la Asociación, un poco más complicada con la Prospe, pero jamás conseguimos atraer a los vecinos jubilados a ver una exposición, ni ofreciendo vino gratis. ¿Cómo compaginas el derecho de los vecinos a decidir sobre su propia cultura, y la necesidad de crear espacios para manifestaciones experimentales que por su propia naturaleza pueden generar conflictos? Y sabes que esto es así, porque ahora nadie se asustaría de que haya una librería gay en el barrio, pero hace 30 años les habrían tirado piedras.

Bueno, yo soy de ciencias, no soy especialista en arte. Pero si yo hubiese recibido una educación, o si hubiese habido en mi barrio un espacio donde aprender, que me hubiese incentivado, yo creo que lo conocería y que no sentiría ningún rechazo. Entonces, una cosa es que los vecinos decidan la programación, pero debe haber unas líneas estratégicas y una planificación general sobre temas que hay que impulsar aunque no vayan a surgir de primeras de la ciudadanía.

Bueno, son cosas que surgen de grupos muy pequeños, pero que son también ciudadanos.

Pero también porque no se conoce. La planificación sería la que compensaría ese tipo de cuestiones.

Cambiando de tema, hay una serie de debates que ahora mismo están abiertos en el mundo del arte de Madrid, como la renovación pedagógica en el arte, hay varias asociaciones de profesores que están innovando. También la gestión del arte en espacios públicos. La equidad de género, hay una asociación muy fuerte a nivel nacional: Mujeres en las Artes Visuales. Y en extremo, el término inclusión social ni siquiera ha estado en el vocabulario de políticas culturales del Partido Popular. ¿Tenéis ya políticas definidas en estas áreas?

No tenemos políticas específicas en estos temas. Creemos que hay que trasversalizarlos en todas las políticas que hagamos. Para Izquierda Unida, como sabes, todos estos temas son fundamentales. Yo creo que la cultura puede ser un instrumento de inclusión social, y que debemos redefinirla en ese pacto o plan estratégico de la cultura para Madrid, porque podemos hacer políticas cultuales que aborden eso. No tenemos algo más definido, pero estamos abiertos a ideas.

Yo suelo poner de ejemplo el sistema de FAROS de la Ciudad de México, porque he colaborado con ellos. Es un modelo muy interesante, que ha generado mucha experiencia. Fue un proyecto del primer gobernador electo del Distrito Federal, Cuauhtémoc Cárdenas, y lo que quería era, en una ciudad con muchísimas dotaciones culturales, pero muy concentradas, crear una nueva dotación para la periferia, que es durísima. La reflexión viene porque estoy viendo mucho trabajo colaborativo, de un tipo que no me interesa demasiado, pero por otro lado leo en los periódicos que se revierte la nacionalidad española a jóvenes de bandas como los Latin Kings o los Dominican Dont Play. Aquí están emergiendo movimientos culturales violentos, y no tenemos herramientas para convertirlos en movimientos culturales no violentos. Sí conflictivos, pero no violentos. La pregunta va por ahí, si tenéis pensadas líneas de actuación para acercaros a zonas de Madrid que está completamente abandonadas.

La filosofía la compartimos. Y de hecho creo que sería muy positivo incluir programas de ese tipo en los planes distritales que proponemos para Madrid. Programas que garanticen el acceso a la cultura para todos, que sirvan para abordar situaciones de conflicto o de exclusión social. No lo he estudiado a fondo, pero por lo que sé cuando se han aplicado han funcionado bien. A veces abordamos este tipo de conflictos sólo con la represión, con medidas policiales y punitivas, y seguramente son más efectivas otras, como pueden ser estas que me dices. No tenemos planes concretos, pero estamos abiertos a este tipo de políticas que no sean de represión sino de inclusión social desde la cultura. Lo vamos a incluir en los planes distritales.

Hace muchos años, cuando el Ojo Atómico estaba en Prosperidad, teníamos mucha relación con el grupo de Izquierda Unida que estaba allí a la vuelta de nuestro local, una vez nos invitaron a una reunión que iba a tratar temas de cultura, antes de algunas elecciones, no recuerdo el año. Nos encontramos que en la reunión de cultura estaban músicos del Retiro, mimos… Y nos sorprendió, porque yo entiendo la preocupación de IU por este tipo de manifestaciones, pero yo esperaba encontrarme Artistas Visuales Asociados de Madrid o asociaciones sectoriales con otro perfil. Menos social. Creo que a Izquierda Unida le ha fallado entender que el diálogo es con toda la sociedad. Por supuesto los músicos, mimos o caricaturistas que trabajan en la calle necesitan una atención específica, pero creo que compete más a una política coordinada con el ámbito social. Pero un partido político tiene que abrir el diálogo con el sector profesional del arte. Entonces: ¿Cómo estáis estableciendo los diagnósticos sobre arte? ¿Con quién estáis dialogando?

Nosotros siempre hacemos los programas colaborando con asociaciones y movimientos que trabajan ese ámbito. No sé con quien han elaborado el programa en el ámbito cultural. También hay que decir que lo bueno de Izquierda Unida es que lleva 30 años, tenemos un bagaje. Yo estoy estudiando ahora todas las medidas que ha ido llevando Milagros Hernández, que ha sido la concejala que ha estado en el área de las artes. Y hay todo un bagaje de propuestas que yo creo que se han hecho con las asociaciones y profesionales del sector.

Pero es verdad lo que dices, a veces en Izquierda Unida mezclamos temas y hay cuestiones que los profesionales del sector son los que mejor saben cómo hacerlo.

Y la segunda vuelta de esta pregunta: obviamente el mundo del arte no es uno, hay varios mundos del arte, y además se trata de colectivos con intereses enfrentados. En Madrid hay una Asociación de Galerías, hay un Consejo de la Crítica, hay una asociación de artistas, AVAM, hay y ha habido diferentes plataformas de espacios alternativos, de agentes independientes, y ahora al calor de las elecciones se están montando diferentes mesas sectoriales. Además es una casualidad remota que haya un político con una trayectoria previa en arte. Pienso que elaborar diagnósticos es complicado, porque es un mundo bastante confuso y que además vive en crisis permanente. No sé si en el proceso que estás desarrollando has tenido ya alguna aproximación a este tipo de problemas.

No, todavía no. Siempre ayuda si los políticos que están en la gestión, en este caso en temas culturales, vienen de ese mundo. Lo conocen mejor. Pero si uno parte de la escucha activa y de contar con todos los sectores, aunque estén en conflicto, se puede hacer. Para eso está la política, para encauzar diferentes perspectivas y poder integrarlas.

Conste que yo no digo que un concejal o un consejero de cultural tengan que venir del mundo de la cultura. A veces tiene una visión más compleja o más de conjunto de la sociedad alguien con una trayectoria en política, que alguien que viene de un sector y va a tender a fijarse más en él.

Lo que hay que intentar es integrar lo máximo posible, pero desde luego en nuestro caso nunca vamos a priorizar a los sectores que mercantilicen, que pongan por delante el negocio, frente a los sectores que incidan, en el caso de la cultura, en la difusión cultural, la creación, la innovación artística, la crítica, esa rebeldía cultural, la independencia… desde la izquierda tenemos prioridades, no vamos a decir que nos vale todo. Nuestros aliados son personas muy precarias, que no consiguen ganarse un sueldo con esta profesión, y esos son nuestra prioridad para hacer políticas. No tenemos nada contra los que hacen negocio, pero nuestra prioridad es garantizar estabilidad y posibilidades para los que están abajo.

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